
¡Vivan esas conquistas sociales! Pues eso, a seguir trabajando aunque el cuerpo no aguante. Tanta revolución y tanto progreso cívico para nada. Y además ya no quedan adoquines en las calles con los que combatir, ahora andan todos en los despachos. De manifestarnos contra esta jubilación retardada tendríamos que resignarnos a lanzar ministros o directores generales contra los antidisturbios.
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